La vivienda es un derecho fundamental del ser humano y así lo establece la Declaración Internacional de los derechos humanos en su artículo 25: “El derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí misma y para su familia, incluyendo alimentación, vestido y vivienda adecuadas y una mejora continuada de las condiciones de existencia” (Asamblea General de las Naciones Unidas, 1948). No obstante, este bien fundamental es una carencia en la mayoría de megalópolis y ciudades importantes del mundo. El déficit de viviendas en el Perú, de acuerdo al Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, es de 1 800 000 unidades de vivienda y sólo en Lima metropolitana es de 612 464 viviendas (García, 2016). Una de las razones fundamentales de este déficit tan marcado en la capital peruana se debe al evidente y desmesurado incremento poblacional que ha sufrido la ciudad en las últimas décadas.